Friday, January 25, 2008

Cambio climático

Reproduzco a continuacion el maravilloso, hermoso texto de David L. S. publicado en el diario de la Republica Constitucional.
Cuando el sol, al descolgarse sobre el puerto, aviva el fuego de las fachadas, la lengua del Sur se desgrana pepita a pepita. No hay nada mágico en ello; tal vez una ensimismada recreación de la Naturaleza. Distinguir, en el asedio cotidiano de la vulgaridad, el refugio de una puerta, de un balcón lleno de macetas, de unas calles de trazado imposible, de una azotea henchida de sábanas que son como buches de paloma, sólo está al alcance del oído temperado, capaz de traducir lo que el viejo Sur repite en su plegaria: «Desborde el mar la sombra del hormigón y el esqueleto de la grúa. Yerme el hambre de las torrenteras los pastos estériles del ocio; conviértase su verde espurio en la verdad del ocre y la ceniza. Recupere el índigo su reino y proscriba la fosforescencia de las calles, donde el ruido tiene forma de adolescente impúdico. Ciérrense las mandíbulas trituradoras del lenguaje; vacíese la voracidad de los estómagos. Unza el arado la noche purificadora. Y recorra el noto una nueva brisa -la mía- que traiga la voz de aquellos náufragos que aún aguardan un mar al que arrojarse y ser salvados. Y crezcan, de mi reino desnudo, las primeras cicatrices del ábrego. Y surjan, entre las ruinas de la invasión, las dunas nómadas, las calas recónditas, las paredes de pizarra, la raleza del tomillo y de la pita. E inflame con luz blanca las suaves elevaciones calizas que son los nervios de mi cuerpo. Y sobrecójase el alma en cada puesta de sol. Y regrese el paisaje dentro de los hombres; que lo que en realidad capten los ojos no sea más que un reflejo infinitamente horizontal del corazón. Y deslícese la Naturaleza sin desbocarse en mí, en el exhausto Sur, donde los caminos guían, no impelen, donde todo es cercanía y recurrencia. Y si así no fuese: Acuda a mí el Dolor y restituya/ la herida que más duele; arrebate/ el corazón que sólo siembra duda;/ llévese el sol que ciega, el mar que invita .»
David L.S.

2 comments:

Aquiles said...

Querido David:

Gracias por tu entusiasmada acogida. No te imaginas lo feliz que me siento. El Diario tiene un aura que agiganta todo lo que se publica en él.

Un abrazo, amigo.

pepefer said...

Eres un prodigio Aquiles. En eso si tienes razón, pero son personas como tú los que hacen grande al Diario.
Tu "poemario" tiene la sensualidad del cantar de los cantares y las impresiones de la música de Debussy.

Un honor estar todos juntos en la misma trinchera.

Viva la libertad, Viva el MCRC