Wednesday, July 09, 2008

¿IZQUIERDA DEMOCRATICA?

En Noviembre de 1977, durante la celebración de los 60 años de la revolución rusa en Moscu Enrico Berlinger declaraba frente a los soviets: "Una sociedad socialista implica una sociedad nueva, que garantice todas las libertades individuales y colectivas, civiles y religiosas, el carácter no ideológico del Estado, la posibilidad de existencia de varios partidos, el pluralismo en la vida social, cultural y en las ideas". El mismo año, Santiago Carrillo publica "Eurocomunismo y el Estado" donde renuncia a la dictadura del proletariado con el mismo sentido reformista de conquista del Estado para transformar la sociedad que escribiera Bernstein: " Hay algún sentido, por ejemplo, en mantener la frase dictadura del proletariado en un tiempo donde en todos los lugares posibles los representantes de la social democracia en todas las áreas de trabajo parlamentario, hayan apostado por la representación proporcional del pueblo y hayan legislado, todo lo cual es inconsistente con la dictadura del proletariado?" (Bernstein, Evolutionary socialism).
Sin embargo, para Carrillo en aquellos momentos lo primordial era su aceptación dentro de la clase política del Estado franquista, a cambio de ello, no solo renuncio a la doctrina Marxista-Leninista sino que con su pacto con Suárez traicionó a la República y a los principios de la Junta Democrática herederos de la "universalidad democrática" por utilizar la expresión de Berlinger. La izquierda, desde entonces ha confundido la partitocracia Juan carlista con la Democracia, participando de las subvenciones estatales para ir colocándose en las distintas administraciones de un Estado corrupto e hipertrofiado a base de la utilización del nacionalismo regional como táctica electoralista por una clase política sin escrúpulos. Sin embargo, su enquistamiento en el Estado monárquico no ha sido todo lo productivo que esperaban, y el sistema electoral junto con la inoperancia en la guerra de posiciones, producto de su participación en un sistema que impide que las reclamaciones populares se conviertan en políticas de gobierno o de Estado (como demuestra la demencial súplica a Zapatero por la cuestión Saharaui) han acabado por desenmascarar el oportunismo del partido comunista e IU y abocarlos a su práctica desaparición como fuerza política en el parlamento y como fuerza de vanguardia social.
Durante el congreso de IU celebrado estos días, el carismático y honrado Anguita, quien se reclama deudor de Berlinger, apuesta por la República como idea principal para la izquierda sin saber que el partido Comunista no goza de la legitimidad para reclamarla mas allá de la nostalgia, y sin saber que la República Constitucional supone la culminación de la Democracia formal como regla de juego garante de la libertad política. Algo muy alejado de la suplantación del ciudadano por el partido a través de la llamada representación proporcional.